Pitiriasis versicolor
¿De qué se
trata? Algunas indicaciones para no confundirla con otras patologías.
Los
primeros signos de la pitiriasis versicolor son manchas claras (algunas veces
oscuras) en la piel. Estas también pueden ser blancas, rosadas, salmón, rojas y
marrones. Suelen aparecer en cualquier
parte del cuerpo, son escamosas y secas. La piel puede picar alrededor de las
manchas, que crecen lentamente y se hacen más visibles si se expone al sol,
pero pueden desaparecer con los cambios bruscos de temperatura.
Pueden ser
leves y claras, y, por lo tanto, confundirse con vitíligo, una patología que
hace que la piel pierda el color. Por eso, lo más indicado es consultar con el
dermatólogo ante el primer síntoma.
Si la pitiriasis es moderada a leve, se puede tratar de manera autónoma, en casa. Hay productos
antimicóticos que no precisan prescripción médica como champúes con sulfuro de
selenio, ketoconazol, zinc piritiona, cremas y ungüentos con miconazol,
clotrimazol o terbinafina.
Mientras
uses estos productos, los dermatólogos recomendamos lavar y secar la zona
afectada, aplicar una fina capa del antimicótico (repetir una o dos veces al
día durante por lo menos dos semanas) y permanecer con el champú durante unos
diez minutos antes de enjuagar.
Si luego de
un mes no ves ninguna mejora, deberás concurrir al dermatólogo.
Algunas indicaciones
para mejores resultados: suspender los productos oleosos para el cuidado de la
piel, usar ropas holgadas, no exponerse al sol ni a las camas solares.
La mejor
manera de cuidarse del sol es con protector no graso de FPS de más de 30 –colocar
20 minutos antes de salir- en todas las zonas expuestas.
La tinea
versicolor tiende a volver, sobre todo, si el hábitat es tibio y húmedo. Sin
embargo, con lociones –empleadas una vez al mes- se puede prevenir.
Con
medicación adecuada, es fácil eliminar al causante de la pitiriasis. La piel puede
permanecer más clara u oscura por algunas semanas o meses, pero luego retornará
a su color habitual.