FPS es el acrónimo para indicar el factor
de protección solar. En inglés, se emplea SFP. Sólo hace referencia a la
protección frente a los rayos UVB, los cuales se suelen indicar por separado.
Los rayos UVB son los ultravioleta B, de
onda corta, responsables del enrojecimiento y quemaduras solares, producen daño
en la epidermis y causan cáncer de piel. Hay que evitarlos de todas maneras.
Los UVA, en tanto, son los ultravioleta de onda larga y componen el 95% de la
radiación UV que llega a la superficie terrestre, penetran la piel de manera
más profunda que los UVB y son los responsables del fotoenvejecimiento y las
arrugas, además, también causan cáncer. Afortunadamente, los rayos UVC, los más
peligrosos y deñiños, no llegan a la Tierra.
Más allá de cuál sea el tipo de piel, el
FPS más bajo recomendado es 15. La Asociación Británica de Dermatólogos sugiere
arrancar en 30. En cuanto a los rayos UVA, el mínimo sugerido es 4 estrellas
(también indicado como alta) si la protección al sol será prolongada.
A la hora de aplicar el protector, para
cara, brazos y cuello se recomienda emplear no menos de dos cucharadas de té o
dos soperas si vamos a cubrir todo el cuerpo y una media hora antes de
exponernos al sol.
El envase de protector solar puede durar
hasta 3 años si se guarda en lugar fresco y seco, lejos del calor y del sol.
Luego de ese período hay que descartarlo. Por último, pero no menos importante,
no exponerse al sol entre las 11 y las 16 horas.
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